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Descubriendo las profundidades de Ponza

Fecha: 
Martes, 9 Septiembre, 2014

El 20 de agosto de 2014, los científicos del proyecto ECOSAFIMED Marzia Bo y Sandro Cerasi de la Universidad de Génova y Jordi Grynyo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Barcelona, se unieron al biólogo marino Simonepietro Canese del ISPRA y al resto de la tripulación de la expedición oceanográfica del Astrea en el puerto de Formia, cerca de Roma. Dirección: la isla de Ponza, la más grande del archipiélago de las Pontinas y situada a 33 km al sur del cabo Circeo, en el mar Tirreno.

Nuestra misión consistía en realizar un estudio oceanográfico que abarcase tanto la investigación por medio de robots submarinos teledirigidos (ROV) como el mapeo topográfico de la zona de estudio en alta resolución, incluyendo Ponza, Zannone y las islas Palmarola. Basándonos en anteriores investigaciones con la comunidad de pescadores local se identificaron 7 tipos de sustratos en la zona, amplios territorios explotados por la flota de pesca artesanal de Ponza para capturar langosta, bacalao y mújol. Nuestro objetivo consistía en mapear las zonas y encontrar pruebas de la existencia de comunidades bénticas compuestas de especies como corales, esponjas y briozoos, todas ellas entre las más sensibles al impacto de técnicas como la pesca con redes de trasmallo o redes de fondo. Se habían previsto inmersiones con ROV para estudiar superficies en profundidades de entre 50 y 200 m con el objetivo de describir las diferentes comunidades bénticas y poner de manifiesto el eventual impacto que los instrumentos utilizados para la actividad pesquera podría tener.

Se realizaron 20 inmersiones en el área de estudio entre el 20 y el 27 de agosto. De igual manera, se llevaron a cabo 21 misiones de mapeo por medio de transectos con ROV (equivalentes a más de 13.000 m de superficie lineal). El resultado es un total de 25 horas de vídeo y alrededor de 2100 fotografías en alta resolución. A lo largo del estudio se encontraron interesantes comunidades de coral, entre ellas algunos bosques de coral negro compuestos de decenas de colonias de Parantipathes larix, un coral de tipo callistemon que alcanza la altura de un niño. También se registraron otras especies de coral negro a lo largo de toda la zona de estudio en diferentes localizaciones. De igual manera, se documentaron otros hallazgos interesantes como la existencia de coral rojo en varias zonas, sustratos con esponjas, aguas poco profundas con bosques de gorgonias y praderas con pequeñas anémonas tubo. Estos descubrimientos son de especial importancia debido a que el mar Tirreno –y en particular la zona de Ponza– nunca había sido estudiado pese a tratarse de un emplazamiento crucial y a sus particularidades geológicas. Durante el estudio también se recopilaron datos importantes sobre el impacto de la pesca en la zona, atribuible no solo a actividades profesionales, sino también a las prácticas derivadas del ocio. También se encontraron materiales de pesca perdidos –ya fuesen partes o la red al completo– y desperdicios en general en fondos pesqueros rocosos, en ocasiones enredados en las colonias de coral. En un futuro inmediato, lo más adecuado sería realizar un análisis de datos a gran escala, pues ayudaría a realizar un mapeo de la distribución de comunidades bénticas en Ponza y en otras zonas de impacto para así poder diseñar la estrategia de conservación más apropiada para la región.

La comunidad local de pescadores resultó de gran ayuda y colaboró no solo durante la fase inicial de entrevistas y capturas experimentales, sino que también participó en el estudio oceanográfico señalando las zonas conocidas en las que las redes se enredan en el fondo o en los bentos.

La próxima meta consiste en llevar a cabo el segundo estudio oceanográfico programado, en esta ocasión en Patti (Sicilia), entre el 2 y el 10 de octubre de 2014.